No habrá paz para los malvados

No habrá paz para los malvados

Enrique Urbizu

Warner Bros, 2011

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Sinopsis:

No habrá paz para los malvados nos sitúa en Madrid, un domingo cualquiera, otro más, en el que el inspector de policía Santos Trinidad, de camino a casa, ya muy borracho, se ve involucrado en un triple asesinato. Pero hay un testigo que consigue escapar y que podría incriminarle. Santos Trinidad inicia la caza del hombre, emprende una investigación destinada a localizar y eliminar al testigo. Mientras tanto, la juez Chacón, encargada de la investigación del triple crimen, avanza meticulosamente en la búsqueda del asesino. Ambos, Santos y Chacón, van a descubrir que nada es lo que parece, y lo que empieza siendo un simple caso de tráfico de drogas, desembocará en algo mucho más peligroso. Sólo Santos parece ser capaz de impedirlo, siempre que la juez Chacón no consiga detenerle antes.

Comentario:

En No habrá paz para los malvados, Urbizu y su habitual y excelente coguionista Michel Gaztambide retornan a la geografía emocional que aman, a la negrura sin concesiones, a la sórdida y paroxística batalla entre un profesional de la caza humana y un grupo de asesinos fanatizados, a la persecución de un cruzado contra los infieles, aunque tanto él como sus enemigos sean y actúen como modélicos “sinvergüenzas”. Santos Trinidad (el nombre está elaborado), ese macarra hierático y nihilista con pelambrera alborotada y botas de punta que trasiega compulsivamente ron acompañado de un dedo de Coca-Cola, que proclama sin el menor dramatismo que a él no le quiere nadie, dueño de un pasado tan legendario como tortuoso, sin presente ni futuro, cuyo único sentido vital descansa en la misión de impedir que otras disciplinadas fieras cumplan su depredador objetivo, es un personaje que el mejor cine negro incluiría sin la menor duda en su gloriosa familia. También a un montón de sabrosos personajes secundarios a los que Urbizu despoja de cualquier tentación embellecedora, convenientemente realistas en su pinta y en su voz, en lo que parecen, lo que son, lo que hacen y dicen. Su creador está implicado hasta el alma en que todo suene a verdad, a prohibir la menor concesión sentimental, a negarse a subrayar nada y a los juicios morales. Y posee un arte apabullante para contarte una intriga complicada sin necesidad de excesivos diálogos, con los gestos y las palabras justas, manteniendo el suspense, haciendo imposible que mires alguna vez el reloj, manteniendo una violencia aterradora, creando esa cosa tan difícil llamada atmósfera. Y ocurre algo mágico en la sociedad artística que forman Urbizu y el actor José Coronado. Ambos tienen muy claro lo que necesita el otro. Y Coronado, al igual que en La vida mancha y en La caja 507, se revela como un actor admirable, con una presencia, una economía gestual y una profundidad expresiva que impresionan. Lo más siniestro que le ocurre a este país, ha encontrado en Urbizu a un cronista impagable, manejando una ficción basada en tantos datos pavorosamente reales.

Carlos Boyero en www.Elpais.com

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Sobre el autor

Red de Bibliotecas Públicas del Pdo. de Asturias