La Dama de Hierro

La dama de hierro

Phyllida Lloyd

Cameo Media, 2012

///

Sinopsis:

Relato biográfico sobre la apasionante historia de Margaret Thatcher, una mujer de origen humilde que fue capaz de derribar todas las barreras que representaban el sexo y la clase social para convertirse en una dirigente política poderosa en un mundo dominado por los hombres. La historia trata sobre el poder y el alto precio que hay que pagar por él y ofrece un retrato sorprendente e íntimo de una mujer extraordinaria y compleja.

 

Comentario:

En el revisionismo histórico que el cine británico está llevando a cabo, tras los retratos de Jorge VI y de Isabel II, se imponía abordar la figura de Margaret Thatcher y completar así la panorámica del siglo pasado. Y entre las posibles actrices para el papel, nadie mejor que Meryl Streep para humanizar a la primera ministra y a la vez plasmar el carácter fuerte que le granjeó el sobrenombre de ‘Dama de Hierro’. Phyllida Lloyd nos ofrece algunos brochazos de su vida política esculpidos, a la par que los principales acontecimientos de las dos décadas de su gobierno. Ante todo, a la directora le interesa resaltar cómo sus responsabilidades en el ejecutivo fueron configurando el carácter de una mujer que se abrió camino entre los hombres —incide en exceso en este aspecto feminista—, y cómo enterró sin darse cuenta una vida familiar que en su ancianidad parece echar en falta. Por eso, en realidad, La Dama de Hierro es más bien la construcción de una personalidad fuerte a partir de unas convicciones, que obligan a veces a decisiones difíciles, y que a su vez terminan por conformar unos hábitos y más tarde un carácter y un destino, síntesis brillante que la anciana Thatcher hace de su vida cuando el doctor le pregunta cómo se siente y ella le pide que no se interese por sus sentimientos sino por sus pensamientos. Y es que la Dama de Hierro está convencida de que sus ideas son las que han conducido y determinado toda su vida, y que así seguirá siendo. El guión de Abi Morgan incide en ese aspecto y se guarda una baza final que deja un poso de amargura, en la despedida surrealista de un marido que le dice que no le echará en falta porque siempre se las ha apañado para vivir en solitario, sin necesidad de muchos apoyos y afectos. Sin embargo, no falta humanidad en el personaje de Thatcher porque Meryl Streep es capaz de eso y de mucho más. Suya es la película cuando la directora decide darle voz y memoria para recordar su pasado desde la ancianidad y cuando habla con el difunto Denis Thatcher. Son momentos cargados de personalidad y hondura —aunque no de excesivo sentimiento—, en los que la mujer siente por primera vez que necesita la compañía de su marido y recuerda cómo la hija de un tendero se fue a Oxford y luchó cada día en una guerra de hombres por su país. El comienzo de la cinta con esa mujer senil que vive en otra realidad —lo mismo que cada uno de los regresos al presente, en menor medida por reiterativos— convence a un espectador que se rinde ante el despliegue interpretativo de Streep, pero que pierde el interés cuando el cronista es quien asume la voz narrativa. La acumulación de imágenes de archivo para recrear los conflictos sociales, terroristas o bélicos no hacen sino entorpecer la historia, con un fácil y repetido recurso que deja de ser un apunte para convertirse en un noticiario continuado. En un guión irregular, es mejor la parte en que la Dama de Hierro se presenta en ámbitos domésticos que aquella otra en la que lucha en la arena política, más anodina e insulsa. Por eso, destacan los momentos en que Meryl Streep comparte escena con Jim Broadbent, al mostrar caracteres contrapuestos en lo que es otro acierto de casting al buscar para Denis la misma credibilidad y autenticidad histórica que para su mujer. Sin duda, esa baza de identificación de la ficción con la realidad está muy conseguida, gracias también al buen trabajo de maquillaje y vestuario, y por eso el espectador se sorprenderá al ver el parecido entre el original y la copia, tanto de imagen como de dicción —es mejor verla en versión original subtitulada—. Con todo lo dicho, estamos ante una película que funciona mejor como construcción de un carácter que como biografía histórica, y también como muestra de una personalidad de hierro a la que le salieron grietas al final de su vida, cuando ya no podía controlar su entorno.

 

(Julio Rodríguez Chico en labutaca.net)

Otros artículos en esta sección...

Compartir

Sobre el autor

Red de Bibliotecas Públicas del Pdo. de Asturias