Alejandro Badía: “El acto fotográfico hace que pare el mundo en un instante y que lo haga mío”

Es como conectar con un nivel espiritual que no es visible a primera vista. Se trata de visiones naturales más allá de lo material”. Así define Alejandro Badía su relación con la fotografía, la cual le ha llevado a publicar el volumen Visiones Naturales del Occidente de Asturias. Afincado en Luarca desde 2005, donde llegó proviniente de Madrid, ha dedicado estos años a capturar esos instantes que le ofrece cada salida por el entorno, y a recopilarlos ahora en una obra que busca emocionar al lector como hizo primero con él. Dedicado también a la fotografía llamada social y documental, para este trabajo se ha centrado en su pasión por los paisajes, maravillado por las peculiaridades de la orografía asturiana, de la que dice: “Posiblemente tengamos algunas de las playas más bellas y espectaculares de España. Las mareas marcan mucho las playas, especialmente los días de luna llena, generando texturas y formas muy pictóricas en la arena. También me llamó mucho la atención la luz, los días nublados, las brumas y nieblas, modulan la luz dibujando nuevos paisajes que se nos presentan llenos de misterio y encanto”. Una obra que ha dado lugar también a la exposición homónima y de carácter itinerante que próximamente, además de recorrer Asturias, irá al encuentro de los asturianos del exterior.

 

Alejandro, cuando llegaste a Asturias hace ocho años ya tenías en mente dedicarte a tu profesión: la fotografía. Pero, ¿era el paisaje tu vocación o fue lo que te atrapó de esta tierra?

Cuando vinimos tanto mi mujer como yo a Asturias, nuestra principal motivación era vivir en una zona cercana a la naturaleza, y para mí fue la oportunidad de situarme como fotógrafo, pudiendo unir mis dos pasiones: naturaleza y fotografía. Así, poco a poco, empecé a descubrir Asturias a través de mi objetivo. Enamorándome cada vez más de toda esta zona.

A tus ojos; los de alguien que mira desacostumbrado y, por lo tanto, con capacidad de sorprenderse, ¿cuáles son las singularidades paisajísticas del occidente asturiano?

Al decidir empezar nuestra vida en Luarca, por cercanía, lo primero que me cautivó fue su costa, los cortes dramáticos de los acantilados, y sus playas, muchas de ellas en estado casi virginal. Posiblemente tengamos algunas de las playas más bellas y espectaculares de España. Las mareas marcan mucho las playas, especialmente los días de luna llena, generando texturas y formas muy pictóricas en la arena. También me llamó mucho la atención la luz, los días nublados, las brumas y nieblas, modulan la luz dibujando nuevos paisajes que se nos presentan llenos de misterio y encanto. Además tenemos algunos de los bosques mejor conservados y protegidos, como en Cangas del Narcea, en Muniellos.

Las asombrosas peculiaridades que muestran los contrastes de la costa ocupan una primera parte del libro, mientras que en la segunda, dedicada al interior, se advierten los rasgos culturales de la zona. ¿Qué es lo que más ha llamado tu atención de este otro occidente, el de interior, que tal vez es aún más desconocido que el litoral?

En el interior del occidente de Asturias aparte de la belleza de su paisaje y su naturaleza, todavía podemos encontrarnos con brañas, que nos muestran cómo vivían y, en algunos casos, cómo todavía viven muchos paisanos. A veces tienes la sensación de que el tiempo se ha parado, podrías estar en el escenario de una película de época. Esto es algo que además te hace pensar, porque gracias a que todavía quedan ganaderos, ellos se encargan de que esas brañas tengan ese aspecto relativamente cuidado, pero el día que desaparezcan ese paisaje tan característico de esta zona irá desapareciendo, y la simbiosis equilibrada de hombre y naturaleza dará paso a otras visiones del entorno.

los días nublados, las brumas y nieblas, modulan la luz dibujando nuevos paisajes que se nos presentan llenos de misterio y encanto”

¿Cómo planteas tus sesiones de fotografía? ¿Vas en busca de una fotografía que tienes en mente y hasta cierto punto la compones, o prefieres salir sin nada y encontrar el instante?

Un poco ambas cosas. Me gusta ir a los sitios y descubrir sus posibilidades pictóricas, pero no siempre tengo la fortuna de tener unas condiciones de luz adecuadas. Entonces me planteo una segunda visita más planificada, y trato de visualizar lo que me gustaría reflejar de ese lugar. Otras veces salgo y me encuentro con momentos únicos, donde unas nubes, una tormenta, unas nieblas, me regalan instantes mágicos.

Una vez obtenida, ¿te gusta utilizar el retoque digital y rehuyes de usarlo cuanto puedes para no alterar la esencia, por ejemplo, de la peculiar luz de esta zona?

Hoy en día, toda fotografía digital siempre se somete a un cierto nivel de revelado digital. Si la escena lo permite suelo trabajar la imagen por zonas, principalmente con los contrastes de luz. La fotografía de paisaje y artística, desde sus comienzos ha estado ligada a un último tratamiento, donde el autor le daba su toque personal. En la fotografía en blanco y negro grandes autores, como Ansel Adams, ya pusieron las bases del tratamiento por zonas. Partiendo de esa base, me gusta llevar mis fotografías a un punto de equilibrio entre lo que vi y sentí cuando realizaba la toma fotográfica. Conservando toda la esencia de ese momento. Al final es el espectador el que podrá juzgar si esa imagen le llega y le transmite ese instante mágico que pude captar con mi cámara.

Al principio mostrabas tus fotografías en un local en el puerto de Luarca, donde las vendías. ¿A raíz de ahí, por el interés que producían tanto en el visitante como en los oriundos que querían llevarse un instante de su infancia, es donde nace la idea de trabajar sobre un libro?

En mi primera etapa fotográfica en Asturias, concretamente en Luarca, pude disponer de un local donde tuve una exposición permanente con mi trabajo. Di forma a mis paisajes en modo de láminas fotográficas, adaptadas a varios tamaños, desde un 10x20cm, hasta grandes formatos, donde te podías llevar en el momento un pedacito de Asturias, o decorar tu casa con grandes fotografías del paisaje asturiano. Durante ese tiempo, tuve un contacto directo con las personas, siendo muy gratificante cuando se emocionaban al contemplar mis imágenes. Después, en estos dos últimos años, pasada la época del local, empecé a madurar la idea de preparar un libro que recogiese una parte de mi trabajo de paisajes, y ahí germinó el proyecto Visiones Naturales del Occidente de Asturias.

Junto a las imágenes has incluido algunas anotaciones sobre las emociones que te evocan. ¿Necesitabas compartir con el espectador, y a través de las palabras, aquello que capturaste en una imagen?

Sí, me aventuré a escribir unos sencillos textos sobre lo que me evocaba el paisaje. Cuando volvía a ver la fotografía en mi ordenador, me venían a la mente pequeñas reflexiones sobre lo que me transmitía esa determinada imagen. Pensé que ayudarían a acercar al espectador a los sentimientos y emociones que me provocaban estos paisajes.

El fotógrafo expresa sus percepciones y visiones de lo inmediato, de un instante, a través de una imagen, que, como otras artes también, generan emociones en el espectador”

El libro cuenta además con textos de otros autores: Bernardo Alija Villar, Xurde Portilla, Esther Rubio, Pedro Gilthoniel y Félix Gordillo. Todos enamorados de ese desconocido occidente asturiano, y muchos, curiosamente, afincados aquí, como tú, pero provenientes de otras comunidades. ¿Crees que esa pasión por esta zona que os ha llevado a instalaros aquí quizás exprese mejor; o con otra sensibilidad, digamos, lo que transmiten estos paisajes?

Si, he tenido la fortuna de contar con algunas colaboraciones desinteresadas, algunas de carácter poético, y también de personas que, como yo, vinimos voluntariamente a afincarnos en Asturias. Pedro, como profesor de escritura y poeta, y Félix como arquitecto. Quizás al venir de otras zonas no tan exuberantes en la naturaleza, sí nos sorprendemos y quedamos admirados mas rápidamente por todo lo que vamos descubriendo a nuestro paso por Asturias. En cualquier caso, todos, asturianos o no, con algo de sensibilidad hacia nuestro entorno, nos enamoramos de toda la belleza natural que atesora el Occidente de Asturias.

“Escritor de la luz” el fotógrafo, Gordillo además te define como poeta mudo. ¿Crees que la imagen y la poesía son dos manifestaciones que se tocan?

Sí, claro, Félix hace una reflexión muy interesante contraponiendo el trabajo del fotógrafo con otras artes, como la poesía, la pintura, la escultura, arquitectura… El poeta articula el lenguaje para producir unas emociones. El fotógrafo expresa sus percepciones y visiones de lo inmediato, de un instante, a través de una imagen, que, como otras artes también, generan emociones en el espectador.

Esta obra se complementa con una exposición homónima de carácter itinerante. ¿Dónde vamos a poder verla próximamente?

Actualmente está en Vegadeo, y próximamente estaré en la casa de cultura de Cangas del Narcea en la primera quincena de noviembre. Después espero ir moviéndola por otras casas de cultura y centros de exposiciones.

Entre tus planes está llevarla también a los asturianos en el exterior, que se muestran muy interesados en la posibilidad de contemplar, adquirir el libro o alguna de las fotografías. ¿Qué poder tiene este arte para que, llevándose un pedazo, tenga la capacidad de rescatar los sentimientos más profundos y emotivos de aquellos que viven lejos de Asturias?

El próximo día 8 de noviembre realizaré una presentación con exposición en el Centro Asturiano de Madrid. Así, igualmente trataré de que mi trabajo llegue a otros asturianos que viven alejados de su tierra. Asturias es una tierra de naturaleza maravillosa, y paisajes espectaculares, y de eso los asturianos se sienten muy orgullosos. Muchos tuvieron que emigrar fuera por razones de trabajo, pero sienten un vínculo muy fuerte respecto a la tierra que les vio nacer. Durante años, he estado vendiendo fotografías directamente a personas que les encantaba poder tener un pedacito de su tierra en casa, como una ventana virtual a su paraíso perdido. Ahora, con el libro, he recuperado esa oportunidad, y de nuevo vuelvo a conectar con el espectador a través de las imágenes que aparecen en él.

lo mejor es que pueda regalárselo a los demás para decirles: “¡Eh!, parad un momento. Contemplad la belleza que os rodea”

En esta colección apenas se aprecia la presencia humana, aunque en algunas de ellas comienza a intuirse. ¿Es precisamente el paisanaje del occidente asturiano quien ocupa tus nuevas sesiones?

Sí, me gustaría, además de seguir realizando fotografía paisajística, empezar también con la parte humana. Personalmente es algo que tengo pendiente. Por mi carácter, algo tímido, me cuesta más conectar con la gente. Pero creo que en la vida hay que ponerse nuevos retos para seguir avanzando. Todavía hay muchas personas viviendo en zonas rurales, como vivían antiguamente, algunos con cierto carácter heroico, aislados en cierta medida de nuestro mundo, pero a la vez felices, sin tantas complicaciones como las que nos generamos en otros niveles de nuestra sociedad. Quizás dentro de unos años cada vez sea más difícil ver ese modo de vida, por lo que creo que ahora es un buen momento para reflejarlo en mis imágenes.

Si tuvieras que definir lo que sientes ante una fotografía conseguida y lo que aporta a tu vida, ¿cómo sería?

La fotografía me ha permitido sacar afuera mi capacidad de crear, de realizar algo que trascienda. Normalmente pasamos por la vida muy rápido, pendientes de nuestras preocupaciones, personales, económicas… Van pasando los días y la vida… siempre pensando en lo siguiente. Pero el acto fotográfico, el hecho de pararse a contemplar una determinada escena, un elemento, unas formas, unos contrastes y a tratar de ordenarlos visualmente para que cobren un aspecto armonioso y bello; todo eso hace que pare el mundo en un instante, que lo haga mío, y que me lo pueda llevar a casa. Y lo mejor es que pueda regalárselo a los demás para decirles: “¡Eh!, parad un momento. Contemplad la belleza que os rodea”. Y que ellos también puedan emocionarse a través de esas pequeñas ventanas que les abro.

 

(30 de octubre de 2013)

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