Eduardo Romero (Oviedo, 1977) ha publicado cuatro libros con Pepitas de Calabaza. Autobiografía de Manuel Martínez (2019) una magnífica crónica de esa generación de inadaptados sociales a los que la democracia española solo les dio a elegir entre la cárcel o el manicomio. En mar abierto (2021) la historia coral de un vecindario atravesado por las fronteras. ¿Cómo va a ser la montaña un dios? (2022) es un viaje de ida y vuelta por dos universos separados por miles de kilómetros, pero interconectados por varios hilos: el carbón y la minería, el capital y su logística portuaria, la migración y el exilio. Por último, Centímetro a centímetro (2024) una emocionante historia que recorre el día —una especie de baile a cámara lenta— de un anciano y de la mujer que lo cuida.
Además, Eduardo ha escrito numerosos libros dedicados a la crítica de la política migratoria editados por Cambalache, entre ellos: Quién invade a quién. Del colonialismo al II Plan África (2011) y Un deseo apasionado de trabajo más barato y servicial. Migraciones, fronteras y capitalismo (2010). También es autor del relato Naiyiria (2016), ilustrado por Amelia Celaya, y del librito en torno a la pandemia La nueva normalidad (2021).
1. Proponga un menú literario: entrada, plato principal y postre.
Redoble por Rancas, de Manuel Scorza; Vida y destino, de Vasili Grossman; y Ladrilleros, de Selva Almada.
2. ¿Cuál ha sido el último libro que ha sacado en préstamo de una biblioteca?
Creo que ha sido acompañando al hijo de una amiga, tres cuentos, no recuerdo los títulos. Aunque aprovecho para recomendar el libro de cuentos Este loco mundo, del colectivo La Palabra Itinerante.
3. ¿Qué escena literaria le viene en este momento a la mente?
La del café donde comienza El corazón es un cazador solitario de Carson McCullers.
4. ¿Se ha enamorado de algún personaje literario?
De adolescente, del Corsario Negro de Emilio Salgari.
5. Sugiera una tríada de poetas.
Jóvenes y de por aquí cerca: Laura Casielles, Fruela Fernández y Xaime Martínez.
6. ¿Cuál ha sido la (o las) Biblioteca de su vida?
Pues la verdad es que ha sido sobre todo la de mi propia casa, aunque he frecuentado en distintos momentos la del Fontán, la del edificio histórico de la Universidad y la del Campus de Humanidades. Ahora le tengo especial cariño, aunque no la frecuente, a la biblioteca autogestionada de Radio QK, la biblioteQK.
7. ¿Con qué libro despertaría el amor a la lectura en un adolescente?
La isla del tesoro.
8. Cite tres novelistas a seguir por cualquier lector.
Carson McCullers, Chinua Achebe, Selva Almada.
9. Proponga una medida a favor de la difusión de la lectura. Como medida a favor de la difusión de la lectura propondría cualquiera que restrinja nuestra interacción permanente y compulsiva con dispositivos tecnológicos.
Cualquiera que restrinja nuestra interacción permanente y compulsiva con dispositivos tecnológicos.
10. ¿Quiénes son sus compositores o músicos favoritos?
Escucho música con ningún afán de erudición: me gustan mucho Bowie o Nina Simone; de aquí al lado, Felpeyu y mis amigos de Antón Menchaca.
11. ¿Alguna lectura ha marcado especialmente su vida?
Diría que unas cuantas, pero leer los relatos de Santi Alba Rico recogidos en el libro Vendrá la realidad y nos encontrará dormidos fue un buen empujón para empezar a buscar una voz propia más “literaria”.
12. ¿A qué autor rescataría del olvido?
A Manuel Scorza, un novelista peruano fallecido en un accidente aéreo a mediados de los años ochenta. Su Redoble por Rancas es una maravilla.
13. Seguro que podría recomendarnos la visión de al menos tres películas.
Por ejemplo: Las uvas de la ira, de John Ford, basada en la novela de Steinbeck, una de mis preferidas; La tierra y la sombra, de César Augusto Acevedo, una película colombiana que descubrí mientras investigaba para escribir uno de mis libros; y, por señalar la última que he visto, Pride. Me emocionó mucho esa confluencia y relación de apoyo mutuo entre las comunidades mineras y LGBT.
14. ¿Qué poema interpreta sus sentimientos?
Un soneto de otoño, de May Sarton.
15. ¿Cómo ve el panorama editorial asturiano? Me alegran iniciativas como La FEA (Feria de la edición asturiana).
Me alegran iniciativas como La Fea (Feria de la edición asturiana). La realidad para las pequeñas editoriales independientes es muy complicada. Hay un puñado en Asturias, cosa que celebro. Por otra parte, yo, que me formé en un ambiente muy “castellano”, me propongo leer más en asturiano. Además de a los autores y autoras que escriben en asturiano, agradezco a sellos como Trabe que se traduzcan libros como En llucha incierta, una novela de Steinbeck que leí no hace mucho.
16. ¿A qué lugar salido de la imaginación de un autor le gustaría trasladarse? Yo, que me formé en un ambiente muy “castellano”, me propongo leer más en asturiano.
Me resultan muy sugerentes las “utopías imperfectas” que propone Ursula K. Le Guin en sus novelas de ciencia ficción.
17. Sus artistas más admirados son… (referido a pintores, escultores, fotógrafos, arquitectos… etc.)
Por vincular la pregunta con un libro, es muy significativa para mí ahora la colaboración entre el escritor John Steinbeck y la fotógrafa Dorothea Lange en Los vagabundos de la cosecha. También tengo muy presente la colaboración entre John Berger y el fotógrafo Jean Mohr en el libro Un séptimo hombre. En la estela de este último, me encanta la combinación de textos y fotos de Sabía leer el cielo, de Timothy O’Grady y Steve Pyke.
18. El último libro que ha comprado ha sido…
King, de John Berger.
19. ¿Puede el e-book reemplazar al formato clásico? No sé si puede el e-book reemplazar al formato clásico, pero a mí no me gusta leer en pantallas.
No lo sé, pero a mí no me gusta leer en pantallas.
20. ¿Podría decirnos cómo ordena su biblioteca personal?
La tengo muy desordenada tras un traslado, jaja. Procuro hacer la división típica entre ensayo, novelas, poesía. Pero luego agrupo libros por razones muy variadas: hace poco los recoloqué para conformar unas estanterías con mis autoras preferidas; también tengo una parte en que están agrupados libros de “literatura del carbón” con narrativa colombiana porque uno de mis trabajos tiene que ver con el carbón y con Colombia.
21. ¿Dónde desearía vivir?
No me puedo quejar de donde vivo, la verdad, y no he pasado más de tres meses seguidos en mi vida fuera de Asturias.
22. ¿A qué persona viva admira?
Por quedarme en el mundo de la literatura, conocí hace poco en un festival literario a Selva Almada. No había leído su obra. Me gustó su discreción y su capacidad de escucha. A la vuelta leí sus novelas y me resultó admirable la combinación entre humildad personal y calidad literaria. En un contexto de la “industria cultural” que conlleva una enorme exigencia de narcisismo, de “venderte a ti mismo”, valoro y admiro mucho la humildad.
23. A su juicio ¿cuál es la mejor obra literaria adaptada por el cine?
Ya he nombrado Las uvas de la ira como, quizás, mi preferida. No sé si es la mejor, pero a mí ese libro y esa película me han influido mucho.
24. ¿Qué está leyendo actualmente?
Estoy peleándome con En busca del tiempo perdido; como es una lectura de largo recorrido, leo otras cosas mientras: el de Berger que acabo de nombrar, una Historia social del jazz, de Rag Cuter, Arena en los ojos, de Laura Casielles, La próxima vez el fuego, de James Baldwin…Soy de leer varias cosas en paralelo. Y acabo de terminar La rebelión de los colgados, de B. Traven.
25. ¿Para qué sirve la lectura?
Recomiendo otro libro para responder a una pregunta que no tiene, creo, rápida respuesta, o al menos yo no la tengo: Leer con niños, de (mi maestro) Santiago Alba Rico.
Eduardo Romero
Pepitas de Calabaza
2024
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«Eduardo Romero nos ofrece un instante de verdad absoluta, despojada de artificios. Un relato certero e implacable con el que nos abre la puerta a un microcosmos de gestos que se repiten, de odiseas cotidianas, de días idénticos a otros, y nos enfrenta a su fragilidad y su crudeza». —Elvira Valgañón
«Una emocionante historia sin adjetivos: una pura descripción minuciosa y atenta de operaciones físicas en torno a un cuerpo que, al mismo tiempo, a través de esa atención, se vuelve indispensablemente humano». —Santiago Alba Rico
Una mujer y un anciano.
Juntos recorren un día, en una especie de baile a cámara lenta.
Dice la madre del editor que «nadie sabe lo que es esto hasta que te toca».
Eduardo Romero ha escrito un texto que en realidad es un agujero por el que se puede ver el minuto a minuto de un anciano y la mujer que lo cuida. Un pequeño libro —más que necesario— que nos permite hacernos cargo de una de las cuestiones más acuciantes de nuestro tiempo.
[...] Un anciano y un sueño apacible. Durante las diez, doce o hasta catorce horas en las que permanece dormido, el viejo respira acompasada y silenciosamente. Solo muy de vez en cuando emite un breve y estrepitoso ronquido. A veces se le abre la boca y entonces su aspecto resulta entre cómico e inquietante. Ella mira esa abertura entre los labios y por momentos recuerda el juego de la rana, quiere lanzar una ficha a ver si acierta y la rana se la traga. Otras veces esa boca abierta le trae recuerdos de las agonías que ha presenciado a lo largo de su vida, y entonces la escena ya no le hace ninguna gracia. [...]
(13 de septiembre de 2024)