Septem verba Christi in cruce

Septem verba Christi in cruce

Joseph Haydn; Director: Rhodri Huw

Alia Vox

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Las Siete Últimas Palabras de Cristo en la Cruz pasa por ser una de las partituras más inventivas e intensas de Joseph Haydn, y por extensión de todo el siglo XVIII. Encargada en 1785 por la Hermandad de la Santa Cueva de Cádiz para ser interpretada cada Viernes Santo, la escritura de la obra supondría un reto para el compositor vienés, puesto que lo que se le pedía no era sino un paradójico “oratorio sin palabras” en siete movimientos lentos, siete “sonatas”, a ejecutarse como contrapunto musical a los comentarios hablados sobre el texto evangélico. Ninguna alternancia por tanto de secciones más vivas y rítmicas, con el peligro de deslizarse progresivamente en la monotonía a causa de una sucesión de fragmentos de dimensiones y hechuras similares (aunque Haydn añadió ese Terremoto final, presto con tutta la forza, símbolo de la resurrección y salida del sepulcro, que por si acaso clausura la composición con retumbante potencia). El violagambista y director catalán Jordi Savall, al frente de Le Concert des Nations ya había registrado en 1991 esta misma versión instrumental que es la original. La presente grabación, efectuada justamente en la Iglesia de la Santa Cueva, nos muestra a un Savall pletórico capaz de plasmar la más secreta inflexión rítmica y el más desapercibido contraste armónico. A la vez, el director está siempre al humilde servicio de la pieza, consiguiendo que brille recurriendo a la sobriedad, a la contención, a la concentración, al intimismo expresivo. Savall encuentra, como es habitual, fieles lugartenientes en Manfredo Kraemer, concertino, y Pablo Valetti, segundo violín, que desde sus atriles ayudan al despliegue íntimo y pausado del discurso orquestal.”¿Podemos disfrutar hoy plenamente del mensaje que Haydn nos quiere transmitir con su música, ignorando el contexto de su gestación y de su función original?”; “¿podemos gozar de “su dimensión estética” sin percibir la ‘espiritual’?”, se pregunta Savall. Dilema quizá irresoluble, aunque diría que cuando un músico alcanza tal nivel de excelencia su interpretación de una obra sacra necesariamente implica la coincidencia de lo bello y lo metafísico y, si me apuran, hasta de una ética de cariz humanista. Pero éste sería asunto más apropiado para dejarlo al Nobel José Saramago y al teólogo Raimon Panikkar, quienes firman dos complementarios textos sobre esas últimas palabras de Cristo inspiradoras de la magistral pieza de Haydn y de esta gran versión de Savall.

(2 de abril de 2012)

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