Tito Montero y sus democracias ardientes: “Es que hay mucho que criticar”

Conocido periodista cultural, Tito Montero (Oviedo, 1978) abría la espita literaria de su creatividad con la novela 10 Corsarios que era definida como una “novela urbana disparada con certeros cañonazos”, y a partir de ahí no ha parado. Creador y director del programa radiofónico de cine La Pantalla Mecánica; y autor del cortometraje DUETS, el precio de la fama; vuelve a las librerías de la mano del sello Bestia Audax con un proyecto multidisciplinar. Por un lado, con la recopilación de relatos titulada Charlize Theron y las democracias ardientes que define como “una amplia mirada a una sociedad en llamas”. El poder, la política, la inmigración, los prejuicios, la manipulación mediática, el excesivo culto al cuerpo, o la adolescencia base del futuro inmediato de esta sociedad son la base de una obra que es reinterpretada fotográficamente por Marcos Vega y García de Marina, y que también ha servido para dar pie a dos nuevos cortometrajes del propio Montero. Uno de ellos, Fracciones y proporcionalidad, que recibía hace unos días el premio Día d’Asturies del Festival Internacional de Cine de Xixón, ha dado pie a una nuevo proyecto de colaboración, en este caso junto al músico Rubén Morillo, que puede conocerse en parte en la web www.proyectomor.bandcamp.com. Todo junto; fotografías, cortometrajes, relatos, autores y música, dará cuerpo a una exposición itinerante que servirá de presentación para esta obra que girará desde febrero de 2014 y a través de la la página www.ardemocracia.com. Conocemos y adelantamos los entresijos de esta propuesta “transmedia” gracias a este encuentro con su autor:

 

Tito, al anunciar la salida de Charlize Theron y las democracias ardientes se habla de un proyecto cultural, literario, fotográfico y audiovisual. ¿Cuál fue el origen de todo ello?

Todo nace de unos relatos que mi editor, Jorge Salvador Galindo, creyó que merecían ver la luz y de la voluntad de que lo que conseguimos con mi primera novela 10 Corsarios no quedase en una mera anécdota. La idea es que Jorge siga impulsando proyectos más ‘canónicos’ a través de su magnífica y valiente propuesta en Pez de Plata y que desate su vena más gamberra como editor con el sello Bestia Audax. Aquí las propuestas serán siempre multidisciplinares y deberán sustentarse en una calidad literaria que él considere interesante, pero también tendrán que ser ‘transmedia’, es decir, que cada proyecto pueda tener un desarrollo en diversas disciplinas artísticas. Así nace Charlize Theron y las democracias ardientes, como segundo proyecto del sello Bestia Audax. Dentro de su complejidad es paradójicamente simple. Mis diez relatos se reinterpretan mediante la imagen. Ocho en colaboración con dos fotógrafos: Marcos Vega y García de Marina. Los dos restantes mediante dos cortometrajes que yo mismo escribí y dirigí. Todo podrá verse en 2014 en una exposición itinerante y por internet a través de www.ardemocracia.com ¿El origen? Colaborar, jugar, experimentar…

Ahora que todo está armado y a punto de echar a andar, ¿cómo lo definirías?

Como una bendita locura que nos ha dado muchos quebraderos de cabeza, que nos ha costado llevar a buen puerto más de lo esperado, pero que ha merecido la pena trabajar. Es una amplia mirada a una sociedad en llamas. Habla del poder, de la política, de la inmigración, de los prejuicios, de la manipulación mediática, del excesivo culto al cuerpo, de la adolescencia base de nuestro futuro inmediato. Habla de una sociedad de supervivientes que no mejora porque pensamos que son otros quienes nos la tienen que arreglar. Y, realmente, pienso que ese es el principal problema. Toca temas que creo que nos interesan a todos como conjunto y, en muchos casos, los fuerza hasta límites que espero que hagan al lector reflexionar sobre su actitud vital en lo cercano, en lo que controla, en su día a día.

habla de una sociedad de supervivientes que no mejora porque pensamos que son otros quienes nos la tienen que arreglar”

Tras tu primera novela, en un trayecto inverso a muchos narradores, abordas el terreno del relato, con la complejidad que esto conlleva tanto por la dificultad encontrar el tono y el ritmo, centrar la historia y resolverla en una extensión limitada. ¿Fue un proceso largo de escritura y de selección de textos?

El inicio fue duro. Le hablé de mi idea a Jorge Salvador Galindo y le pasé una quincena de relatos que tenía guardados en un cajón. Me devolvió una selección con los que le interesaron: dos. Eso duele (risas). Tras el trabajo en mi primera novela y en otras de Pez de Plata, cada vez confío más en su criterio. Le hice caso y empecé a trabajar sobre una colección de textos que incluyesen los dos que él había seleccionado y que tuviesen una coherencia como conjunto. El proceso más largo fue esperar a tener algo que contar que encajase en el proyecto y que pudiese resolver en un texto corto, pero redondo. Una vez acabados, el trabajo fue como una ‘triple destilación’. Creo que el tono que conseguí con la novela se ha pulido.

Diferentes entre sí, hay en ellos mucho de ti, en el sentido que tanto los medios de comunicación que bien conoces, como la literatura, el cine y la música que te nutren, aparecen reflejados en las distintas historias. ¿Querías hacer un retrato crítico del entorno en que te has movido todos estos años?

Es que hay mucho que criticar. Los medios de comunicación, la cultura, son cauces increíbles de expansión del pensamiento con un infinito poder educativo que pueden generar una sociedad mucho mejor, más democrática y más justa. Pero, desgraciadamente, también son dominados con facilidad por ‘al lado oscuro de la Fuerza’. Quería plantear aspectos que la sociedad admite como normales, por habituales, y enfrentar al lector a la incongruencia de ser personas con una inteligencia educada y aceptar según qué cosas. Claro que hay que defender la educación pública, gratuita, universal y de calidad; pero también hay que aplicar sus enseñanzas en el día a día.

La política tampoco se escapa de la crítica en este nuevo libro. Y planteas incluso situaciones extremas que pueden parecer impensables desde nuestra cultura pero que no son tan descabelladas desde otras. ¿Llevar las historias hasta límites que pueden sorprender al lector te permite jugar a crear relatos que en un primer momento pueden resultar incluso divertidos y surreales, pero que dejan subyacente una reflexión mucho más profunda?

Esa es la idea. Hace muchos años en una profunda crisis de Fe me planteé la razón por la que era católico y no judío, musulmán o taoista. Utilicé los recursos que me había dado mi educación, la que con mucho esfuerzo me consiguieron dar mis padres y que muchas veces no entienden que use, para analizar la cuestión. La respuesta no fue complicada: era algo totalmente coyuntural, cultural, social no una creencia apoyada en nada lógico. Pensé que, en realidad, la mayoría de las buenas personas que conozco no son religiosas. Además, lo que sé sobre la Religión por experiencia propia o a través del estudio de la Historia, me resulta más bien aberrante como ser humano. Creo que lo que conocemos o tenemos asumido como sociedad no está sustentado en dogmas de Fe. Es un chiste para lo racional. Habrá que quedarse con lo bueno y cambiar lo malo. De hecho, en nuestra sociedad hay comportamientos aceptados que en otras son impensables y viceversa. Forzar los límites juega con eso: ¿qué es el Bien y qué el Mal? El abanico de grises es amplísimo, pero muchas veces aceptamos cosas que, como seres humanos, deberíamos aborrecer. O no. Esa respuesta la tiene cada lector.

Somos un país con una moral imperialista y con ínfulas de superioridad histórica paradójicamente culturizado en casi todos los sentidos por Estados Unidos, un país con menos de tres siglos de historia. Es de risa”

Las falsas apariencias, los juicios y prejuicios también están tras estas historias. Pese a toda la libertad de la que a veces nos jactamos, y todo el acceso que tenemos a la información y a la formación, ¿somos una sociedad absolutamente mediatizada y manipulable?

Totalmente. Somos un país con una moral imperialista y con ínfulas de superioridad histórica paradójicamente culturizado en casi todos los sentidos por Estados Unidos, un país con menos de tres siglos de Historia. Es de risa. Cada vez que veo una comedia romántica ‘made in Hollywood’, me hierve la sangre. Y por varias razones. La principal es que, en algún momento de mi vida, creí que todo debía de ser tal y como lo contaban en las películas. Hollywood es el mayor exportador de cultura de la Historia de la Humanidad. Ni los griegos, ni el imperio romano, ni leches… Luego resulta que el cine español es un coñazo. Utilizar la Cultura únicamente como medio de entretenimiento fácil es utilizarla como una droga. Si todos entendemos que no es recomendable para nuestra salud usar la heroína para evadirse de la realidad ya que tiene nefastos efectos secundarios, ¿por qué nos cuesta tanto verlo con la prensa, la televisión, el cine, la literatura o la música? Y no se trata de un arrebato en defensa de la intelectualidad, es que nos anestesian para que no pensemos. Eso sólo se cura consumiendo Cultura y arriesgándose a poner en duda, si es necesario, nuestras más férreas convicciones.

Ocho de las historias de este libro están reinterpretadas por los fotógrafos Marcos Vega y García de Marina. ¿Por qué estos dos creadores tan diferentes entre sí? ¿Cómo les planteaste esta colaboración?

Son grandes fotógrafos y amigos. Dos visiones que no tienen nada que ver. El juego era ese, ver cómo dos mentes que piensan tan diferente conseguían destilar el espíritu de mis relatos en una sola imagen. Sé que les pedí algo complicado, pero creo que lo han resuelto con su habitual genialidad, cada uno en su estilo.

¿Te sorprendió su versión con respecto a los relatos?

Me impactó, que era lo que esperaba. Imagino que eso quiere decir que no fue una sorpresa en sí. Marcos Vega ha explorado la indefensión del individuo ante la sociedad y sus normas establecidas, supuestamente inamovibles, que planteo en los relatos. García de Marina ha conseguido reflejar la esencia básica de la crítica de cada uno de los textos que interpretó. Me parecen dos grandes trabajos. De verdad.

Asimismo, te reservaste dos relatos para guionizar dos cortometrajes, que dirigiste tú mismo. ¿Al escribirlos ya veías su adaptación al lenguaje audiovisual o fue una idea que te surgió a posteriori?

Jugué con las dos formas de crear. Del cortometraje El elegido nació posteriormente el relato y del texto Fracciones y proporcionalidad surgió a posteriori el cortometraje. Son dos modos opuestos de enfocarlo. Me resultó mucho más complejo lo segundo. Creo que por eso la propuesta cinematográfica es mucho más seria en ese segundo corto.

¿Encontraste dificultades al llevarlos al cine o tenías muy clara su realización?

Todo lo audiovisual es mucho más complejo de materializar, necesitas más medios técnicos y personales. Eso lo complica todo. Mucho. Pero tenía relativamente claro por dónde enfocarlo en cada caso. Fue toda una aventura en la que he aprendido un montón.

Hay que felicitarte de antemano porque uno de ellos, Fracciones y proporcionalidad, fue reconocido recientemente con el premio Día d’Asturies en el Festival Internacional de Cine de Xixón. Supongo que este premio ha sido un inmejorable arranque para este proyecto…

Ha sido una experiencia increíble. Era la segunda vez que competía en el FICX y había un gran nivel. Se hacen muchas cosas interesantes en Asturias, el público debería de poder verlas, escucharlas, leerlas con más facilidad… Le estoy muy agradecido al Jurado y al Festival Internacional de Cine de Gijón por haber apostado -la apuesta ya era simplemente programarlo a competición- por un cortometraje tan humilde y lírico. Es un trabajo sobre la visión del mundo de los adolescentes que serán el futuro de este país. Estoy muy contento con el resultado, algo que nunca podría haber llevado a cabo sin el trabajo del equipo de Jaseljof y, en especial, de Rubén Morillo. Ha sido un gran arranque para Charlize Theron y las democracias ardientes. Para mí todo forma parte de un conjunto, el corto nunca hubiese salido adelante si no hubiese estado enmarcado en el proyecto del libro.

El Premio en el FICX ha sido un gran arranque. Para mí todo forma parte de un conjunto, el corto nunca hubiese salido adelante si no hubiese estado enmarcado en el proyecto del libro”

Para las presentaciones de 10 corsarios, tu primera novela, hiciste una gira acompañado por músicos y humoristas. ¿Qué formato tendrán las presentaciones de este nuevo libro que ya nace con la colaboración de otros creadores?

El libro se presentará mediante una pequeña exposición itinerante que girará desde febrero de 2014 y a través de www.ardemocracia.com. La idea sigue siendo generar actos en los que el público pueda participar y divertirse. Allí se verán las fotografías, los cortometrajes, a sus autores y quizás algo de música. Estamos trabajando en esa parte. La banda sonora de Fracciones y proporcionalidad ha dado pie a un nuevo proyecto junto a Rubén Morillo. En este caso, aúna la colaboración directa entre un músico y un escritor en la creación de una propuesta musico/literaria que tenga ese concepto desde el primer momento. No sé lo que dará de sí, pero está siendo muy divertido explorarlo. Ya hemos compartido en internet algunas canciones -www.proyectomor.bandcamp.com-. Hay unos cuantos más, pero no tenemos claro qué vamos a hacer con ellos. Por ahora es un sólo juego creativo.

 

(Fotografías: Marcos Vega. www.photolounge.es)

(16 de diciembre de 2013)

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