Paco Abril y su ‘Alma de papel’: “Las buenas bibliotecas son una de las mejores inversiones que se pueden hacer para el presente y para el futuro de un país”

Recetar los cuentos a los niños como alimento o medicina, reivindicar la alegría, defender la imaginación. Éstas son algunas de las tareas de Paco Abril (Teruel, 1947), siempre velando por la magia. Escritor, contador de cuentos, crítico de literatura infantil y promotor de la lectura, Abril trabajó como coordinador de bibliotecas y en el área de infancia de la Fundación Municipal de Cultura de Gijón, donde actualmente es director de programas educativos. Incursionó como guionista, director y presentador del programa de la televisión regional asturiana El Hórreo del Trasgu. En 1979 le concedieron el Primer Premio Nacional a la Mejor Labor Crítica de Literatura Infantil. Conferencista y articulista, no sólo dicta cursos sobre la promoción de la lectura (por toda España, en Nueva York, París, Casablanca, Lisboa, México…), sino que dirige desde 1989 el suplemento infantil La Oreja Verde, que se publica todos los sábados en La Nueva España. También es autor de obras como Jovellanos, La aventura de la razón, La niña de la nube, La pregunta del cuco, Resdán, El espejo de los monstruos y Colores que se aman.

 

Es curiosa la forma con la que trata de llevar adelante su último proyecto, la publicación del libro Alma de papel, a través de microfinanciación. ¿Cómo se le ocurrió esta fórmula?

A mí, que soy contador de cuentos, me la transmitieron de boca a oreja. Y la fórmula me pareció muy atractiva desde el primer momento que supe de ella, pues consiste en que las personas interesadas en ese o en cualquier otro proyecto –en este caso la publicación de un libro del que soy autor tanto del texto como de las ilustraciones– son quienes lo van a financiar con sus aportaciones.

¿Qué tienen que hacer aquellos que quieran colaborar con el proyecto?

Entrar en el portal “La Tahona Cultural“ –pueden hacerlo desde aquí–, pinchar en el proyecto Alma de papel, el título del libro, escoger la cantidad que desean aportar y seguir los pasos que se le indican para formalizar su apoyo. Estos mecenas recibirán diferentes recompensas, según sea su aportación. Con 12 euros ya se les envía el libro a su casa con gastos pagados.

Alma de papel es un libro de textos e ilustraciones que le ha llevado tres años de trabajo…

Sí, es cierto. Y lo empecé al revés. Primero realicé las ilustraciones con unas sorprendentes cartulinas negras que, al rasgarlas, dejaban ver un borde gris plateado, su alma de plata, de ahí el título del libro. Con esas cartulinas elaboré los dibujos que fui pegando en una libreta Moleskine con la lenta paciencia de las manos. Al revisar esa libreta, comprobé que las imágenes querían contarme algo, y me dispuse a escucharlas con total atención.

Los poemas que acompañan cada ilustración en el libro surgieron de lo que esas imágenes me dijeron.

Generaciones de niños asturianos siempre le estarán agradecidas por ser el creador de La Oreja Verde. ¿Cómo surgió la idea de hacerles un hueco a los niños en un periódico?

Desde el año 1972 venía realizando suplementos infantiles en diversos periódicos asturianos. Empecé con El búho y El raitán, en el diario El Comercio; siguió El curuxu, en Asturias Diario y más tarde El cuquiellu, en el diario Región. Esta primera etapa periodística dirigida a la infancia finalizó en 1981. Y, la verdad, llegué a pensar que ya no iba a volver a trabajar en un periódico. Pero, de repente, como en un cuento, el entonces subdirector de La Nueva España Pedro Pablo Alonso me propuso hacer un suplemento infantil para su periódico. Yo soy su creador, sí, pero a él se debe el mérito de la iniciativa. En abril del año 1989, apareció el primer número de La Oreja Verde en blanco y negro y en tamaño sábana. En el año 1994 se incorpora al suplemento Ana L. Chicano, mi mujer, que es, desde entonces, la diseñadora, maquetista y coordinadora. Y así, semana a semana, paso a paso, hemos superado con creces los mil números, que suponen veintitrés años ininterrumpidos de publicación. Y esta aventura da para mucho, mucho que contar.

¿Qué le parece que esta semana la RAE haya aceptado el término cuentacuentos?

Que es para festejarlo. Y me hace sentir orgulloso de pertenecer a la “Red Internacional de Cuentacuentos“ que agrupa a más mil contadores de 46 países en los cinco continentes. La RAE ha propuesto una definición sencilla, clara y contundente de este término: “Persona que narra cuentos en público“. En esa definición está encerrada la esencia del contar, pues este arte solo requiere una persona, hombre o mujer, que narre, un cuentacuentos; una historia, un relato, y alguien que lo escuche, un público, aunque ese público esté formado por una sola persona.

Reivindica el cuento en los niños como medicina o alimento. ¿Deberían recetárselos?

Me gustan la medicina y el alimento como metáforas. En una campaña con fotos de niños y niñas que preparé para concienciar a padres y educadores de la decisiva importancia que los cuentos tienen para los niños, cada foto llevaba un bocadillo con un texto. En cuatro de ellas escribí: “Las palabras de los cuentos son las mejores medicinas para curar las tristezas“. “Ni un día sin alimento ni un día sin un cuento“. “¿Por qué los médicos no nos recetan cuentos con lo bien que nos sientan?“. “Los buenos cuentos sirven para crecer por dentro, por donde no se ve, pero se nota“. Sostengo que si se contaran más cuentos a los niños, tendríamos, por el don de la prevención que les otorgan, una sociedad mucho más sana en todos los sentidos.

Los buenos cuentos sirven para crecer por dentro, por donde no se ve, pero se nota

Decía Hemingway que siempre cabe la posibilidad de que un libro de ficción arroje alguna luz sobre las cosas que antes fueron contadas como hechos verídicos. ¿Sucede lo mismo en los cuentos para niños?

Si entiendo bien lo que quería decir Hemingway, considero que los cuentos que nos llegan de verdad son los que nos dicen algo sobre nosotros mismos y sobre el mundo en que vivimos, y dan luz a zonas oscuras que no entendemos. Una historia que no nos dice nada, que no nos conmueva o remueva, no nos dejará ningún poso en la memoria. Si un libro de ficción le proporciona luz a un adulto para iluminar un hecho verídico, también un cuento le proporciona esa misma luz a un niño. Los cuentos, ese es otro don, proporcionan el don de la verdad.

Ha escrito sobre los dones que los cuentos proporcionan a los niños: el don del afecto, de la fuga, del consuelo, de la palabra, de la identificación, del deseo lector, del conocimiento, de la atención, del pensamiento, de la imaginación, de la empatía, de la prevención, de la verdad. ¿Los niños a los que se les lee están más armados?

Me atrevo a pensar que sí. La armadura de esos relatos contados o de esas lecturas conforman una segunda piel que nos permite ver de otra manera, sentir de otra manera, pensar de otra manera, resistir los embates de la adversidad de otra manera. Una de las características de nuestro cerebro es su plasticidad, su capacidad para modificarse. Los niños a los que se les cuentan cuentos, a los que se les lee y luego ellos leen, disponen de conexiones neuronales de las que carecen quienes no leen. Esa es otra armadura.

¿Dónde encuentran los niños gente que les lea?

Ojalá la encontraran, en primer lugar, en su entorno familiar, empezando por su padre y su madre. En segundo lugar en los centros de enseñanza, empezando por las importantísimas escuelas infantiles y, en tercer lugar, en el entorno social, esto es, en la calle, en los hospitales, en las pantallas.

Recomiende a los padres tres cuentos para leerles a sus hijos antes de dormir.

Allá van: 1. Mi papá, publicado por Kókinos. 2. Pequeño Azul, Pequeño Amarillo, publicado por Kalandraka y 3 (aunque me gustaría recomendar 103). La sorpresa de Nandi, publicado por Ekaré.

¿Qué papel desempeñan las bibliotecas y los talleres de animación a la lectura en la formación lectora de un niño?

Considero que hay que analizarlos por separado. Las bibliotecas bien organizadas, con personas al frente que sepan tanto de libros como de niños, tienen un papel decisivo en la formación de los hábitos lectores de los más pequeños. En cuanto a los talleres llamados de animación a la lectura, necesitan una revisión a fondo de las propuestas que plantean, pues, en general, apenas consiguen acercar a los niños a la lectura. A un niño que asistía a un taller de animación le preguntó su maestra qué tal lo pasaba allí. Contestó que hacían actividades muy divertidas, que se lo pasaba muy bien. Pero al preguntarle si leía, le respondió que no, que eso de leer era muy aburrido. Hay una obsesión de la animación por divertir, cuando lo que hay que conseguir es interesar. Esta cuestión la he desarrollado en varios artículos que se pueden leer en mi blog.

 los talleres llamados de animación a la lectura, necesitan una revisión a fondo de las propuestas que plantean

Dice usted que ser bibliotecario es una profesión arriesgada…

Sí, sí, muy, muy arriesgada, sobre todo por su apariencia de actividad sin peligro alguno. Escribí hace tiempo que quien se dedica a esta profesión pone en contacto a libros con lectores, y los resultados de esta fusión son siempre impredecibles. Por eso los dictadores, que conocen bien su peligro, ordenan nada más alzarse con el poder, prohibir los libros, las bibliotecas y anular quienes las regentan.

(Pueden acceder al texto citado, publicado en Biblioasturias, desde aquí)

Con la excusa de la crisis, las bibliotecas están sufriendo un rápido deterioro: se están recortando sus presupuestos, dejando sin compra de libros o sin actividades de dinamización, se están reduciendo sus plantillas de personal, se están acortando sus horarios de apertura y en algunas ocasiones cerrando servicios. ¿Qué opinión le merecen estos recortes?

Los recortes como los que se están llevando a cabo en educación, en formación, en investigación, en bibliotecas, en difusión del libro y la lectura… son un auténtico disparate. Y lo son porque suponen acabar, precisamente, con lo que nos puede ayudar a salir de esta situación. Que nos quieran hacer tragar que estos recortes son necesarios es un gran espejismo, un gran engaño. La educación, las bibliotecas, la lectura, la investigación, la formación permanente son los cimientos más sólidos sobre los que construir una sociedad más capaz, más racional, más justa. La mayoría de los españoles sabe a estas alturas por dónde, de verdad, habría que empezar a recortar, empezando por las prebendas y privilegios de los políticos.

¿Las bibliotecas son un gasto o una inversión?

Las buenas bibliotecas son una de las mejores inversiones que se pueden hacer para el presente y para el futuro de un país.

Las buenas bibliotecas son una de las mejores inversiones que se pueden hacer para el presente y para el futuro de un país.

Una pregunta al revés: ¿qué tenemos que hacer para que un niño odie leer?

Lo que ya se está haciendo: no contarle cuentos jamás, hacer que el primer libro que tenga en sus manos sea un libro de texto (para que pueda colocar delante el prefijo de y lo convierta en libro de detexto), y darle muchos sermones en vez de emociones en forma de relatos.

¿De dónde saca las ideas para promocionar la literatura?

Del aparato “ideador“ que, al igual que el aparato locomotor, el aparato digestivo o el circulatorio todos llevamos incorporado desde que nacemos. Unos lo desarrollan y otros dejan que se oxide. Debo recordar que la función crea el órgano. Una mano que no se usa se atrofia. El aparato “ideador“ se encuentra íntimamente relacionado con la imaginación y el pensamiento.

Y en mitad de estos tiempos oscuros, usted reivindica la alegría (como diría Benedetti, “defender la alegría como una trinchera, defenderla del escándalo y la rutina”).

Por supuesto. Reivindico la alegría en el sentido que le daba Spinoza, como potencia del alma que nos da fuerza y energía. La tristeza, la apatía, el desánimo, nos desinflan, nos desmoralizan, nos hacen demasiado vulnerables y propensos a cualquier manipulación.

En su cuento La Niña de la Nube habla sobre la importancia de que otros nos vean. ¿Los niños a veces se sienten invisibles?

Muchas más veces de las que creemos. El cuento está inspirado en personas que me confesaron que habían sido invisibles para los demás en muchos momentos de su vida. La invisibilidad a la que me refiero en este relato no es la de que no te vean físicamente, sino la de que no te tengan en cuenta, no te consideren, no te valoren, que es una dura forma de no verte.

Otra de sus facetas es la de artista plástico. ¿También se cuentan cuentos con el collage?

El collage es una técnica de expresión artística como otra cualquiera. El artista plástico usa pigmentos para realizar sus obras, yo uso papeles que corto, rasgo y pego para componer las mías. Esta técnica también sirve, por supuesto, para narrar. Se podría componer hasta una novela gráfica sólo con collages.

Decía George Perec que uno a veces se salva jugando. ¿Al ir creciendo nos vamos olvidando de jugar, dejamos de darle importancia a la imaginación?

Le respondo con un poema que aparecerá en Alma de papel:

 
 
Jugar
 
El perro
le enseñó
que jugar
no servía
para nada.
Lo que,
traducido
al lenguaje
humano,
significa
que sirve
para todo

 

La imaginación es una de las más portentosas capacidades humanas. Esa capacidad la utilizan los niños, entre otras cosas, para extraer conclusiones coherentes a partir de supuestos ficticios, como ha demostrado el gran psicólogo Paul Harris. La imaginación es la única herramienta que sirve para construir un futuro mejor. Por eso hay que potenciarla en la alegría, no arrumbarla en la tristeza.

 

(4 de julio de 2012)

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Sobre el autor

Red de Bibliotecas Públicas del Pdo. de Asturias