Biblioteca de Asturias: El fondo “Infierno”

Dentro de las colecciones especiales de la Biblioteca de Asturias “Ramón Pérez de Ayala”, uno de los apartados más desconocidos es el fondo llamado “Infierno”. Proviene de las depuraciones efectuadas en los primeros años del franquismo en las pujantes bibliotecas asturianas que existían antes de la Guerra Civil.

 

Tras el estallido de la Guerra Civil la depuración de bibliotecas, por parte de los sublevados, no se hizo esperar. Por orden de 16 de septiembre de 1937 en cada distrito universitario se crea un organismo específico, las Comisiones Depuradoras, que llevaría a cabo esa tarea de depuración y se establecen los criterios y procedimientos para tal fin. La del distrito de Oviedo estaba presidida por el Rector dela Universidad, Sabino Álvarez Gendín. Estas Comisiones pasan en1939 aser Juntas Reorganizadoras de Bibliotecas.

Si bien, como pone de relieve Leonardo Borque en su obra Bibliotecas, archivos y guerra civil en Asturias, “de forma muy primordial el rigor depurador se iba a centrar en los ateneos, sociedades de instrucción de todo tipo, las bibliotecas populares, municipales y las escolares”, también, como el propio autor señala, afectó a las bibliotecas particulares de personas del bando republicano.

Los criterios de las Comisiones Depuradoras eran los siguientes:

“1º. Obras pornográficas de carácter vulgar sin ningún mérito literario. 2º. Publicaciones destinadas a propaganda revolucionaria o a la difusión de ideas subversivas sin contenido ideológico de valor esencial. 3º. Libros y folletos con mérito literario o científico que por su contenido ideológico puedan resultar nocivos para lectores ingenuos o no suficientemente preparados para la lectura de los mismos. Los pertenecientes a los dos primeros grupos serán destruidos y los del tercero guardados en cada biblioteca en lugar no visible ni fácil acceso al público”.

 Una orden posterior de 17 de agosto de 1938 dispone que las obras expurgadas comprendidas en el apartado 3º se ubicasen en las bibliotecas universitarias.

En Asturias, con fecha de 7 de diciembre del mismo año, se constituye un Patronato Provincial para el Fomento de Archivos, Bibliotecas y Museos Arqueológicos. El secretario del Patronato, Carlos Martín Fernández, bibliotecario dela Universidad, enla Memoriacorrespondiente a los años 1938-1939 dice:

           “… Quiero hablaros de la magnífica labor realizada porla Comisióndepuradora de Bibliotecas ya desaparecida, y que presidió, con sin igual acierto, el Excmo. Sr. Rector de esta Universidad, su cometido era empresa ardua, y, pese a ello, le dio cima de manera brillante, merecedora de los mayores encomios. La depuración de las Bibliotecas de la provincia no era trabajo fácil, ni muchísimo menos. Sin embargo, la llevó a cabo. Y no sólo la llevó a cabo, sino que dicto normas para sucesivas depuraciones, procedió a la incautación de todas aquellas Bibliotecas que habían pertenecido a elementos y sociedades rojas e hizo que sus fondos quedaran depositados enla Bibliotecaprovincial Universitaria. Ambas labores, la depuradora y la de incautación, ofrecían dificultades perola Comisiónlas venció con su actividad y con su energía. El número de obras incautadas ascendió a 20.000”.

En Asturias los libros incautados y que no habían sido destruidos se depositaron enla Biblioteca Universitariade Oviedo y en las de los institutos de Gijón y Avilés. Una pequeña parte de estos se encuentran enla Bibliotecade Asturias, anteriormente Biblioteca Pública de Oviedo.

Desconocemos el porqué este fondo, que debería estar enla BibliotecaUniversitaria, se encuentra aquí. Es posible que se deba a que Ignacio Aguilera, director dela BibliotecaUniversitariay del Centro Coordinador de Bibliotecas de Asturias, creado en 1940, haya destinado parte de los fondos decomisados a las dependencias de dicho Centro, fondos que Lorenzo Rodríguez-Castellano, director del Centro Coordinador de Bibliotecas desde el año 1944, trató con especial cuidado manteniéndolo como sección independiente del resto de los materiales de la biblioteca en un depósito en el Palacio de Toreno, de consulta muy restringida durante la dictadura franquista. Esta sección era conocida coloquialmente como “Infierno”. La prensa se hizo eco de su apertura a los investigadores en el año 1974.

En su actual emplazamiento enla Biblioteca de Asturias se sigue conservando como una colección independiente con la signatura topográfica INF.

Compuesta por 1.158 títulos de todas las materias, predominan en ellas las obras de temática social, así como las literarias de autores considerados perniciosos. En no pocos casos, la incautación fue debida, no por su contenido sino por su procedencia. Los libros, en su mayor parte, datan de los primeros cuarenta años del siglo XX, especialmente de las décadas 1920-1930. Se encuentran casi todos encuadernados, por lo que muchos han perdido la cubierta original; a pesar de ello se puede seguir la evolución de la industria editorial y de la tipografía de la época con algunas cubiertas de cartelistas e ilustradores tan señalados como Josep Renau o Mauricio Amster.

El interés del fondo estriba más en el valor de conjunto de la colección que en el bibliográfico, ya que en su mayor parte ha sido reeditado con posterioridad e incluso algunos de los títulos, fundamentalmente los literarios, ya formaban parte también de la colección de préstamo o consulta de la propia biblioteca. Dada su singularidad, es de acceso restringido y su consulta puede realizarse a través del Catálogo Colectivo dela Red de Bibliotecas del Principado de Asturias.

En cuanto a la procedencia, el grupo más numeroso corresponde a la Biblioteca Circulantedel Ateneo Popular de Oviedo; en menor medida se encuentran obras de otras bibliotecas también de Oviedo, como la Biblioteca de la Delegación de Asturias del Centro Asturiano deLa Habana,la Biblioteca dela Asociación Coral e Instrumental Orfeón Ovetense,la Biblioteca Provincial Universitaria. De Gijón se encuentran diversos ejemplares de la importantísima Biblioteca del Ateneo Obrero y de sus sucursales deLa Calzada y de El Llano, dela Asociación de Cultura e Higiene de Cimadevilla y dela Sociedad de Cultura e Higiene Granda-Vega. Carbayín aporta algunos fondos dela Biblioteca dela Sociedad “Unión Cultural” y dela Biblioteca Circulante Urania de Saús. De Langreo encontramos representados varios centros .comola Biblioteca Circulante del Ateneo Popular de Langreo; la Biblioteca del Ateneo Obrero de La Felguera; la Biblioteca de la sociedad Juventud Cultural “Cervantes” de Vega,La Felguera yla Biblioteca del Círculo Radical Socialista deLa Felguera. De la cuenca del Caudal los fondos provienen dela Biblioteca Popular Municipal de Mieres, dela Biblioteca del Ateneo de Mieres o Biblioteca del Ateneo Popular Mierense, dela Biblioteca del Ateneo Popular de Ujo y de la Biblioteca de la Agrupación Cultural y Recreativa La Peña ( Mieres). Del Oriente de Asturias encontramos escasos ejemplares de dos bibliotecas,la Biblioteca Popular (Cangas de Onís), yla Biblioteca dela Asociación Cultural Riosellana (Ribadesella) El Occidente de Asturias contribuye con algunos ejemplares de la excelente Biblioteca Popular Circulante de Castropol. También se encuentra algún ejemplar con el sello Castropol. Agrupación Benéfica y Cultural. Habana. Llama la atención la presencia de un ejemplar con el sello Convento de Carmelitas Descalzas de Plasencia.

Ángel Mato Díaz, en el catálogo de la exposición “Don Lorenzo Rodríguez-Castellano y el Centro Coordinador de Bibliotecas de Asturias” clasifica los libros depurados en seis grandes bloques:

“Los de Ciencias Sociales y del pensamiento político de izquierdas, la mayoría de los “condenados”; libros de temáticas novedosas como feminismo, eugenesia, religiones alternativas, homosexualidad y esoterismo; obras de ensayo y filosofía de pensadores no adscritos a la izquierda; libros de literatura clásica española y europea; obras de autores realistas y naturalistas; y novelas de corte erótico y/o folletinesco, encuadradas en la época en el genero denominado sicalíptico”.

            El fondo se encuentra ordenado de acuerdo con la clasificación decimal universal y dentro de cada uno de sus apartados por número correlativo.

Por considerarlos representativos de las distintas materias, citamos unos cuantos autores y títulos:

Dentro de la filosofía, Así hablaba Zaratustra de Nietzsche, La República de Platón, Fundamento de la moral de Schopenhauer y Ortega y Gasset con El espectador.

De religión, entre otros, Historia interna documentada de la Compañía de Jesús de Miguel Mir, El anticristo de Renan; Balmes con su El protestantismo comparado con el catolicismo y, El sueño del Papa de Víctor Hugo, etc.

En el apartado de ciencias sociales y política española, aparecen títulos como Al servicio de la República de Lerroux, que lo dedica a la Biblioteca Popular Circulante de Castropol, Cómo se forja un pueblo: (La Rusia que yo he visto) de Rodolfo Llopis, Trabajos sueltos de Pi y Margall, Las columnas de Hércules de Luis Araquistain, Presente y futuro de la Unión General de Trabajadores de España de Largo Caballero, Agricultura armónica de Joaquín Costa, La Revista Socialista, etc. En este apartado encontramos un número pequeño de libros, posteriores a 1940, que en cierta medida son reflejo de la autocensura en este caso impuesta por los responsables de la biblioteca. Tales como El Portugal de Salazar de Peter Fryer editado por Ruedo Ibérico en 1962, El pensamiento político de Julián Besteiro, de Andrés Saborit, 1974 y Las relaciones secretas entre Franco y Hitler de Ramón Garriga, editado en Buenos Aires en 1965.

De los 240 títulos de ciencias sociales y política extranjera fue condenado al Infierno cuanto hiciera referencia a la Rusiasoviética, como El bolchevismo y su obra de Kerenski, Historia del partido bolchevique de Yaroslavski, Lenin 1917 de Victor Serge, La conquista del pan de Kropotkin. España, república de trabajadores de Ehrenburg, Palabras de un rebelde de Kropotkin, La Rusia soviética de Krasnoff; Palabras de un combatiente de Barbusse, La Rusia de hoy y la de ayer de Dillon, El ideario bolchevista de Lenin, Capitalismo y comunismo de Marx y Mi viaje a la Rusia sovietista de Fernando de los Ríos.

En ciencias, se encuentran, entre otros, títulos como Lecciones de cosas de Nualart, con sello de la Biblioteca del Ateneo Obrero de Gijón, Sección Infantil, La pluralidad de mundos habitados de Camille Flammarion, Nutrición humana y cocina vegetariana científica; e Higiene de los alimentos y bebidas.

Dentro de Historia, geografía y biografías, Viaje a nuestros antípodas de Francisco Bastos, Primeros pasos: páginas autobiográficas de Panait Istrati, La “Commune” de París de 1871 de José Mesa Leompart, Nueva York, Moscú de Ernst Toller y De Sevilla al Yucatán: viaje ocultista a través de la Atlántida de Platón de Roso de Luna.

Dentro de la novela española, los Episodios Nacionales de Pérez Galdós, El Papa del mar de Blasco Ibáñez, Las ingenuas de Felipe Trigo, Un corazón burlado de Alberto Insua, Las horas solitarias de Pío Baroja, Diario de un testigo de la guerra de África de Pedro Antonio de Alarcón y Sangre sobre el ara de Juan Antonio Cabezas.

La novela extranjera constituye, con 329 títulos, el grupo más numeroso y en él aparecen títulos como Los vagabundos de Gorki, Ilusiones perdidas de Balzac, Yocasta de Anatole France, Rojo y negro de Stendhal, De orden del rey de Victor Hugo, Crimen y castigo de Dostoiewski, El mandato de la muerta de Zola, El mundo de Guermantes de Marcel Proust, La esclavitud moderna de Tolstoi, La favorita de Madhi de Emilio Salgari, con Alma rusa de Chejov. No deja de sorprender que dentro de este grupo figure Ramón J. Sender con Imán.

De las editoriales activas en el período de la República, y que tanto debieron asustar a los censores del “régimen”, podemos destacar la editorial Cenit, “literatura revolucionaria de calidad”, en palabras de Gonzalo Santonja, con títulos como El problema religioso en Méjico de Ramón J. Sender, primera obra del autor y de la editorial con prólogo apócrifo de Valle Inclán y autores como Henry Barbusse, Panait Istrati o Leon Trotsky.

Finalicemos recordando a Borges que concebía el paraíso como una biblioteca. No deja de resultar una cruel paradoja el que los vencedores de la guerra civil, que condenaron los libros al Infierno, presumiesen de encontrarse más próximos al cielo que los autores y los lectores de las bibliotecas depuradas.

 

Carmen Prieto Álvarez-Valdés

(Publicado en Biblioasturias16)

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Sobre el autor

Red de Bibliotecas Públicas del Pdo. de Asturias